domingo, 14 de junio de 2009

Enfermo en viaje

De nuevo en Madrid. Es reconfortante regresar a casa después de un viaje agotador, sobre todo si éste además del cansancio que implica estar conociendo nuevos lugares dentro del mejor tiempo posible se produce para terminar de recuperarse de una enfermedad.

Y es que más o menos en el momento en que escribía mi comentario anterior empezaba ya a sentir fuertemente síntomas de lo que durante ese día se agravó con fiebre y náuseas. La razón exacta no sé si la descubriré, sólo suposiciones y certezas a medias de por qué ocurrió.

Mis anginas y mi estómago pescaron algo malo. Lo primero originó fiebre y cuerpo cortado (dolor general en diversas partes del cuerpo), y lo segundo náusea y vómito.

¿Cómo salí de eso? Gracias al amigo que me acompañaba en el viaje, que me proveyó de unos medicamentos en un inicio para que me sintiera mejor (y que en cierto caso fueron necesarios todavía después de las prescripciones médicas para mitigar el dolor) y del amigo que nos hospedó en las afueras de Praga (parte del camino a la casa es el que se ve en la foto).

También fue muy útil el seguro médico que tengo gracias a la beca que disfruto, que me permitió tener un médico a domicilio y una posterior revisión en un hospital público, donde me dotaron vía intravenosa una botella de suero, que resultó muy animadora.

El camino a la reposición, digamos, del estado ideal de salud ha sido un poco lento, se han ido acabando las fiebres, ya he podido ir comiendo más y mejor, y en las noches el descanso ha podido ser más consistente, pero todavía me queda un poco de camino por recorrer para que esto acabe...

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