Hoy es oficialmente el último día de las fiestas del orgullo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) de Madrid, aunque la fiesta más grande se vivió anoche con la marcha estatal del orgullo y la noche y madrugada de marcha (fiesta).
En verdad que conforme avanzaban los días de la semana, aumentaba la cantidad de gente que acudía al barrio de Chueca todas las noches, porque al ser Madrid una ciudad de fiesta, cualquier pretexto es bueno para la tomada.
Me parece estupendo que, así sea solamente por la bebida, muchos participen de estas celebraciones en pro de la diversidad, aunque obviamente son sólo el pretexto de salir, ver mucha gente, espectáculo (de todo tipo) y divertirse. Es la oportunidad para muchos de estar tomando libremente en la calle, lo que se conoce como botellón, que está prohibido normalmente, pero en este caso es parte de la fiesta.
Como trabajador temporal de un bar en esta zona, vi todo tipo de gente, parejas jóvenes, mayores, heterosexuales, gays, lesbianas, de amigos o novios (al menos estas dos últimas categorías en apariencia).
Con el cansancio acumulado de unos días en los que tuve que combinar mis prácticas del máster con este empleo, experimenté la sensación de sentirme solo en medio de la multitud, extrañaba tanto a mis amigos que ya partieron a otros sitios a desenvolverse en sus prácticas y a la vez me hacía falta alguien con quien compartir esta experiencia, que finalmente llegó esta última noche.
Chueca es un lugar excepcional, epicentro del movimiento LGTB en la ciudad e incluso de España, cuyas luchas de reinvidicación han llevado a este país a la vanguardia en los derechos de este sector.
Y junto con estos hechos trascendentales, está el colorido y la particularidad del barrio gay madrileño, sobre lo cual se publica hoy un artículo en Milenio Semanal, que comparto para quien deseé abundar más:
Los colores del arcoiris
http://semanal.milenio.com/node/806
domingo, 5 de julio de 2009
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