En las últimas semanas los medios de comunicación locales han echo eco de las campañas ateísta y cristiana sobre la existencia de Dios y el goce de la vida, que fueron lanzadas en autobuses urbanos de España.
Me acuerdo, por ejemplo, de un programa de televisión en el que una persona entrevistaba a usuarios del transporte por su opinión y, dependiendo de la misma, les ofrecía pagar un taxi a donde fueran si siendo ateo decía ante la cámara creer en Dios o viceversa.
El pasado domingo, tres periódicos publicaron un reportaje sobre el tema, cada uno con distintos ángulos, como suele ser en la prensa española, de la que se conoce claramente su tendencia o ideología (derecha o izquierda).
Pese a que apenas el martes circularán por Madrid (están desde las primeras semanas del mes en Barcelona), el objetivo ya se cumplió con creces: dar a conocer que hay otras formas de pensar diferentes a la dominante en un país tradicionalmente católico.
Traigo esto a colación porque es el primer tema que desarrollo como corresponsal aquí para medios mexicanos (hoy sale un artículo hecho por mí en Milenio Semanal), y porque es un tema polémico de origen.
La mayoría cree que la idea la originaron los ateos, pero realmente surgió como respuesta a mensajes publicitarios de una página web que condenaba a los no creyentes. Todo esto en el Reino Unido, y está reproduciéndose en otros lugares.
En España, el pastor evangélico que contrató la publicidad para dos líneas del transporte asegura que lo hizo antes que los colectivos ateístas en la península ibérica, pero la mayor parte de las personas (incluidos los autollamados "librepensadores") cree que fue una reacción al mensaje negatorio de la divinidad.
Mi pastor en Madrid, Fernando Méndez, escribió lo siguiente en el boletín dominical de la semana pasada:
"Aún recuerdo cómo mi profesor de teología nos recordaba que Dios no necesita que nosotros le defendamos. Que no hemos sido llamados a defenderle, pues eso ya lo hace Dios mismo, si le place y como le place".
Para ello, relata la preocupación de Moisés sobre cómo presentarse ante Faraón, la afirmación del salmista sobre el testimonio divino desde su propia creación y la respuesta de Jesús a los discípulos de Juan El Bautista cuando éste les manda a que le pregunten si era Él el que había de venir.
"Nuestra tarea es anunciar a Cristo como la esperanza de Dios para nuestro mundo", concluye.
Comparto ahora la liga en Internet a mi colaboración sobre el tema, para quien deseé profundizar:
Si Dios existe,¿viaja en autobús?
http://impreso.milenio.com/node/8524188
domingo, 25 de enero de 2009
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Me encantó el pragmatismo católico plasmado a final de tu artículo... Por otra parte, Dios mismo está por encima de estos debates humanos. Lo que está probado es que en política y en religión, es más que difícil ponerse de acuerdo... En el fondo ambas tienen qué ver con la fe, y la fe es "endemoniadamente" individual.
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