Mezcal

Bebida típica mexicana que se obtiene del agave o maguey, tiene tantas variedades como tipos de tipos de estas plantas hay y formas de producirlo. Antes la consideraba el hermano pobre del tequila, lo cierto es que éste es una variedad de la primera, aunque es la que mayor fama ha adquirido y que se ha vuelto emblemática de México.

¿Por qué hablo de mezcal? Pues la semana pasada que conocí a un colega mexicano que trabaja en una estación de radio propiedad de Multimedios, también me encontré gracias a él y sus amigos que hay una mezcalería en Madrid.

Ya me hice cliente frecuente, no tanto por la bebida, pues me ha permitido mostrar esa parte de la cultura mexicana a mis amigos españoles y latinoamericanos, sino por los platillos que allí sirven como "tapas" (botanas). Esas son fideos secos, pollo con mole (debe ser Doña María o una cosas de esas, al fin y al cabo es lo que se prepara comúnmente en el país) y huaraches (tortilla alargada con frijoles refritos, chorizo y queso), y naranja con tantito chile piquín para acompañar el caballito de mezcal.

Es una delicia probar algo familiar, sin caer en la nostalgia o 'saudade' (palabra que hemos aprendido del portugués, je je). Tanto el huarache como las tortillas que acompañan al mole son de nixtamal, es decir, de maíz molido allí mismo, no de harina para hacer tortillas (Maseca o similares), de una fábrica madrileña dedicada a eso (se llama La Reina, para terminar de hacer la promoción, je je je).

El lugar (La Botica de la Condesa) podría ser el típico restaurante o bar mexicanos sobrecargado de elementos característicos, pintorescos o representativos, como los de la cadena "La Panza es Primero", que son muy peculiares en su decorado pero que aún no conozco culinariamente. Pero éste no, es sobrio en su estilo, como cualquier otro lugar madrileño, aunque son ciertas cosas como un maguey chiquito, las botellas de mezcal en la barra, un póster grande desgastado por el sol de la virgen de Guadalupe y un decorado de papel de china.

Una de sus intenciones, además del negocio en sí, que parece que va bien, es una práctica al estilo Starbucks: comprar el producto a buen precio a los pequeños productores para asegurar su digna subsistencia.

Bien por ello, pues asimismo se contribuye así a mostrar una mayor variedad de bebidas y productos de México, porque incluso el tequila es ya un estereotipo y por su producción masiva ha causado estragos ambientales (se produce del agave azul, cuya siembra ha crecido en detrimento de otras especies para obtener más ganancias por el producto) y humanos (ahora uno tiene que fijarse que el tequila adquirido sea 100% de agave, porque para reducir costos muchos tienen sólo un porcentaje y lo combinan con otras cosas que a la postre resultan nada benéficas para el cuerpo, traducido en la típica 'cruda').

En esta semana este establecimiento tendrá una presentación a los medios de comunicación locales para dar a conocer su propuesta, por lo cual doy un adelanto en este espacio a partir de mi experiencia.

"Los realizadores de este proyecto actuamos con la firme convicción de que es, en efecto posible, rescatar una tradición a la vez que apoyar la economía y la esencia de nuestros pueblos, poniendo en la mesa del degustador, un producto de primera calidad", dice el comunicado de promoción del concepto.