miércoles, 29 de diciembre de 2010

Centroamérica

Managua.- Llegué finalmente a esta ciudad donde pasaré el cambio de año de 2010 a 2011. Y digo finalmente porque ocurrió al día siguiente de lo esperado.

El vuelo que tendría que haber tomado el lunes en la tarde hacia la capital nicaragüense desde San Salvador se canceló,
haciéndome pasar una noche no planeada (pero pagada por la línea aérea) en esa ciudad, en espera de tomar el primer vuelo del día siguiente.

Los hasta ahora tres países de Centroamérica que he conocido me dan una impresión general similar a grandes rasgos: se parecen al menos en su parte natural a estados costeño-sureños de México, pero un poco más pobres y con sus propias peculiaridades.

Entre esas peculiaridades se encuentra la personalidad que cada país adopta. Si bien hay un sentimiento común de pertenencia regional (por ejemplo, sus artículos dicen: "Producto centroamericano hecho en... y después el nombre de cada país), obviamente cada cual busca diferenciarse.

Me concentro ahora en el actual país anfitrión, Nicaragua. Estoy aquí porque vine a visitar a mi pastor y su familia; originalmente sería Navidad y Año Nuevo, pero por cuestiones laborales sólo pude lo segundo. Como quiera es una bendición haber podido venir, y se convirtió en mi viaje internacional de este año.

Es junto con Honduras el país más pobre de la región (yo digo que es el segundo, pero hay quienes dicen que ese sitio es precisamente donde me encuentro), lo cual se nota a leguas, aunque su infraestructura carretera principal es buena y, aunque sólo sea reflejo capitalista de una demanda de servicios, hay cantidad de negocios extranjeros prosperando y un par de centros comerciales de buen nivel en Managua.

Hoy visité su plaza principal, que en sí es una especie de mausoleo viviente del terremoto de 1972, que destruyó la ciudad, quedando como testigos sólo cinco edificios principales, uno de ellos muy simbólico y dañado en un 80 por ciento, que es la catedral, ahora llamada la vieja, debido a que se construyó una nueva en otro sector de la ciudad.

En un primer momento me recordó Cuba. La plaza principal ha sido llamada "de la Revolución", por el triunfo de este movimiento armado en 1979 y cuyos herederos políticos gobiernan actualmente, tras varios periodos de gobernantes de derecha.

Por toda la ciudad hay desplegada propaganda formal y no formal sobre este acontecimiento histórico, resaltando principalmente al actual presidente, Daniel Ortega, quien había gobernado el país justo al terminar el conflicto armado revolucionario.

Sandino, asesinado en 1934 y figura del movimiento que derrocó al hijo del dictador contra el que luchó, está presente en retratos dentro de recintos oficiales y una efigie que reproduce una foto con su sombra (similar en cierta forma al de los toros Osborne). También está la memoria de los otros mártires.

Los espacios que dejaron los edificios derribados por el movimiento telúrico han sido ocupados por viviendas, todas de una sola planta y mayormente populares, o por simple vegetación.

Uno de mis guías, que fue a recogerme al aeropuerto cuando llegué, me explicó que la ciudad ha crecido desordenadamente y sin un plan de desarrollo urbano, pues se considera que en cualquier momento puede ocurrir otro temblor catastrófico, ya que el país se haya en la confluencia de dos placas tectónicas.

Pese a ello he visto que se ha conservado el buen trazado de calles, que incluso pude observar cuando el avión sobrevolaba la ciudad antes de aterrizar.

Pero este sentimiento posterremoto y de revolución triunfalista, pero sin concluir con sus objetivos de eliminación de pobreza e igualdad, son los que parecen reinar sobre la capital nicaragüense.


Nota temporal: Si bien este blog se ha mostrado desactualizado la segunda parte de este año, he dejado en el tintero algunas publicaciones que con el paso del tiempo iré publicando. Por lo pronto dejo esta reflexión reciente, deseando a todos un ¡feliz 2011!