domingo, 30 de agosto de 2009

Encierro toros

El encierro de San Sebastían de los Reyes, un municipio conurbado o satélite de Madrid, es el más importante o famoso de España después del de Pamplona (Los sanfermines), según los conocedores.

Tuve la oportunidad de cubrir el primero de cinco de las fiestas regionales de esa localidad, mi primer acercamiento directo con estas fiestas tan típicas de España.

¿Qué es un encierro? Es un recorrido de más o menos un kilómetro, resguardado por vallas y donde un cierto grupo de personas correo delante, al inicio, y después junto o detrás de unos toros que sueltan a una determinada hora (en este caso las 8:00, en la mañana) y desemboca en la plaza de toros, donde los animales son encerrados.

La corredera en sí no dura más de dos minutos, es rápida, y sólo se produjeron heridos leves, por caídas, por ejemplo, pero nada grave. También es que no de tan alto riesgo si se tiene cuidado, pues hay toros bravos y otros toros mansos, que finalmente guían a los otros y neutralizan su coraje o bravura.

Eso sí, las medidas de seguridad fueron muchas, lo que fue destacado por los medios informativos locales, tanto en cuanto a elementos de Policía y de Protección Civil, además del tipo de vallas y el piso donde había curvas, susceptibles de resbalarse.

No me gusta la fiesta brava o taurina, soy de los que piensan que es injusto hacer daño a un animal por pura diversión. Es como una reedición del Coliseo romano, pero donde los humanos que eran la carnada del público sediento de sangre han sido sustituidos por toros, con un arte (porque hay que reconocer que se tiene o ejercita) y un estilo únicos.

Afortunadamente en este caso es algo inofensivo, donde los toros podrían aprovechar para vengarse de lo que les espera, pero rara vez (y esto evidentemente es noticia, por lo cual muchos medios estuvimos presentes esa mañana desde temprana hora) les es posible.

(Foto: EFE)

sábado, 22 de agosto de 2009

Mi primera cana

Hay momentos en la vida que implican un punto de inflexión, de no retorno en el tiempo, por decirlo de algún modo.

Implica que hemos llegado a una etapa más de madurez en nuestro ritmo biológico: el primer diente, cuando aprendemos a caminar, al mudar los dientes de leche y la primera espinilla (grano de grasa), que recuerdo bien cuando apareció en mi rostro.

Todo esto viene a colación de uno de estos episodios naturales: la aparición de mi primera cana. Debo decir que ya había detectado una el año pasado en uno de los vellos del brazo, pero había sido aislada. Sin embargo, ésta, al frente de mi cabello, me tomó por sorpresa.

Ciertamente era consciente de que el momento estaba por llegar (a algunos por herencia u otros factores iniciaron con esos brotes a más temprana edad), pero el hecho de descubrirlo en el espejo delantero de un vehículo y en un lugar muy notorio de la cabellera me deja pensando si ya hacía tiempo que estaba allí y no lo había notado, aunque evidentemente es reciente. Ahora surge la incógnita de qué tantas y dónde saldrán ahora.

Generalmente no tenía problema con la edad, pues he considerado como bien vivido el tiempo transcurrido desde que nací. Pero después de los 25 años siento que éste pasa muy rápido, probablemente por la necesidad y envolvimiento en nuestras actividades, que nos absorben muchas horas del día, pero gracias a las cuales nos sostenemos.

También ve uno nacer y crecer a otros, a veces tan rápido, que al compararse con ellos uno se da cuenta entonces de la edad que tenemos. Y cuando uno va llegando a otra década, aumenta el temor por dejar atrás los buenos años de juventud.

Lo atruibuyo un poco a cierta falta de rumbo o de proyecto concreto en diferentes ámbitos. Cuando alguien me pregunta si voy a quedarme en España, mi respuesta es: "no lo sé". Es un hecho que regreso a México en diciembre, antes de Navidad, Dios mediante, pero después de Año Nuevo desconozco qué será de mi vida, si volveré a vivir donde estaba antes de esta experiencia o si surgirá alguna oportunidad de estar acá o irme a otro país.

Pero, sorprendido hasta de mí mismo en un inicio, no me preocupa mucho en este momento, pues me siento feliz de no saberlo, aunque esta va disminuyendo conforme se acerca el plazo de estancia acá y sí tengo un poco de expectación sobre lo que ocurrirá y que irá definiendo al menos mi futuro inmediato.

Ahora, con la aparición de esta cana me doy cuenta que no hay marcha atrás (como si antes de ello tuviéramos la oportunidad de retroceder en el tiempo, pero es un decir respecto a que las cosas irán cambiando más rápida o evidentemente).

Me refiero a que ya no podré parecer tanto de menor edad, algo que es insignificante para mí pero que honestamente sí llega a alegrarte cuando en un inicio alguien desconocido te calcula menos años de los que tienes.

Mientras tanto, continúo mi camino...

domingo, 16 de agosto de 2009

Estrella de comercial

Acompañé a un amigo a hacer un casting para un anuncio de televisión... ¡y me terminaron eligiendo a mí! Todo empezó porque me pidió que fuera con él y, al llegar al lugar y ver la variedad de gente que estaba inscribiéndose para participar, decidí anotarme también.

Era una prueba más o menos sencilla, donde teníamos que reaccionar sentados en un sillón ante un partido de futbol y el correspondiente gol del equipo favorito. Al día siguiente me hablaron de la productora para avisarme que los encargados de elegir a los participantes me habían considerado. Finalmente, una última llamada me avisó que estaba dentro y a qué hora y dónde debía presentarme.

De esta forma, podría decirse que inicié mi carrera en el estrellato comercial y ya pertenezco a una agencia de modelos, al menos por esta ocasión, veremos si resolviendo unas complicaciones respecto al permiso de trabajo pueda seguir con ellos el tiempo que esté en España, y por supuesto que surjan otras ofertas.

La verdad no creo que sea para tanto porque siendo muy limitado el tiempo de un spot, habiendo hecho por lo visto otras tomas similares (nosotros fuimos la de hombres solamente, creo que después grababan una de o con mujeres) y y otras en un bar con gente viendo un partido, no sé en cuántos segundos o frames (cuadros por segundo) vaya a salir y cómo, porque las tomas fueron varias y variadas.

"Ustedes dos triunfaron", nos dijo a otro y a mí uno de los cinco chicos que estuvimos protagonizando juntos esas escenas. Y es que el director del comercial nos seleccionó para que los dos aludidos hiciéramos cada uno una toma solos viendo el partido y celebrando el triunfo del equipo.

Para mí fue una sorpresa, porque debo decir además que era el único de los cinco que no soy actor o estudié para ello. Todas mis participaciones actorales se refieren a obras que hacía de niño al final de un curso escolar o después en la iglesia; algo muy secundario, digamos.

Y ahora parece que estoy descubriendo este potencial. Claro que en esto de los anuncios uno no requiere siempre ser buen actor o modelito, sino depende mucho del perfil al que va dirigido y el giro que quiera dársele. En sí, gran parte es de suerte, porque no se sabe exactamente si buscan algo como uno, pero el intento se hace.

En este caso creo que mi expresiva cara pudo haber sido un factor determinante, porque en el rostro siempre se me refleja (y en eso no puedo ser buen actor tratando de fingir lo contrario) lo que siento o pienso.

Fuera de lo anterior, otra ventaja que tuve frente a la mayoría de mis amigos (lo cual no lo tuvo uno de mis compañeros de actuación, que es fan del Atlético de Madrid) es que fui el único que portó la camiseta del Barcelona, pues los demás tuvieron que ponerse la del Real Madrid, ja jaja. Incluso, de esta manera, siendo el único distinto de los cinco en esas tomas, resaltaré un poco más. Como ventaja me refiería más a la suerte que tuve que a esto último, pero también fue algo adicional, je je je.

Lástima que del dinero ofrecido, una buena parte se vaya en impuestos y representación (en este caso sin la cual no hubiera podido ni participar) y que el pago salga en tres meses, pero de allí en más la experiencia fue muy interesante y que me permitió conocer otras personas y dinámicas.

domingo, 9 de agosto de 2009

Milán

Cuando mentalmente hacía planes de lo que viajaría y conocería en Europa, Italia quedaba medianamente considerada, aunque muy por detrás de otros destinos, y ya con tiempo acá pensé que definitivamente no conocería esta vez ese país con el que muchos sueñan.

Pero por cuestiones de itinerario y costos, tuve la oportunidad de conocer Milán, una importante ciudad de esta nación mediterránea, aunque no la más importante en cuanto a patrimonio arquitectónico o artístico (si lo comparamos cuando menos con Roma, Venecia, Florencia, Siena, Nápoles), que fue el último destino de mi viaje de junio.

Me habían dicho que no hay nada que ver, salvo la Plaza del Duomo, el mero centro y donde se encuentra la catedral, de estilo gótico (pero por lo visto iniciada originalmente en románico) y sin campanario, que era la única referencia visual que tenía de esta población.

Sin embargo, pude apreciar allí un conjunto de los elementos que para mí caracterizarían Italia: muestras de arte renacentista, gótico, de finales del medievo, de construcciones neoclásicas, vestigios romanos (en este caso se reduce sobre todo a un arco romano que para colmo, porque siempre me toca algo así a donde voy en Europa, estaba en restauración y no lo pude apreciar bien) y hasta barroco.

Si bien sólo uno de sus monumentos arquitectónicos es Patrimonio de la Humanidad, la iglesia de Santa María de la Gracia, donde se encuentra el famosísimo cuadro de "La última cena" de Miguel Ángel, es agradable caminar por las calles céntricas de la ciudad, porque aun muchos de los edificios comunes tienen bonitos decorados renacentistas.

Por cierto, no la pude conocer porque, así como para La Alhambra en Granada, España, era necesario comprar el boleto de entrada con anticipación, pues tienen cupo limitado, lo que no venía advertido (que yo me acuerde) en la pequeña guía turística que llevaba. Pero es bonita por fuera, como hecha de puros ladrillos y con decoración y cúpula ya revestida de piedra.

Otra muestra de lo que es la nación italiana fue el costo de la comidad, en general cara aunque muy buena, y su pésimo metro, que es el peor de todos los metros del mundo que he conocido hasta ahora, principalmente por su pésima señalización de direcciones y salidas. En sí, aunque ya son algo viejos, los trenes son muy funcionales, pero cualquiera de las otras ciudades de este recorrido (Budapest, Viena, Praga) tienen mejor servicio y más moderno.

Me agobiaba un poco la referencia a que fuera la capital de la moda respecto a que todo estuviera alrededor de eso pero, muy probablemente porque no pude pasear tanto como quisiera por estarme recuperando del malestar que se había hecho presente en la etapa anterior (Praga), no vi la gran cantidad de tiendas que me imaginaba ni el derroche de glamour, pese a que generalmente los italianos iban bien vestidos, pero nada espectacular, según yo, que conozco poco de este ámbito.

domingo, 2 de agosto de 2009

Nueve meses

A veces pareciera que sólo nos dedicamos a contar y celebrar aniversarios, medidas de tiempo para reflexionar sobre lo que ha acontecido. Hoy cumplo nueve meses en España, a donde llegué precisamente un domingo. El tiempo vuela...

Lo que más puedo destacar de este periodo es que, aunque sigo siendo el mismo, ya no soy igual. Por lo pronto he aprendido y adquirido una nueva visión de las cosas en muchos ámbitos, sobre todo liberándome de prejuicios y ataduras sociales que acá ya han sido en gran parte erradicadas.

Precisamente a veces me pregunto cómo me verán mis amigos y familiares cuando regrese. Lo que menos quiero es ponerme a añorar lo que aquí estoy viviendo, por lo que trato de disfrutarlo todo lo posible ahora, pero estoy consciente de que tendré que readaptarme a la realidad de mi país cuando vuelva. También me cuestiono cómo veré las cosas y reaccionaré ante ellas entonces.

¿Qué me llevaré de España? Creo que puedo resumirlo en una colaboración que me pidieron a inicios de este año para la revista de exalumnos de mi universidad, Verbum, que escribí con gusto. Al querer resumir en pocas palabras muchas cosas, lo que provocó que no quedaran claras unas ideas, editaron mi texto para reducirlo a las siguientes líneas:

Los encuentros multiculturales son una experiencia que desafía en todo sentido: las costumbres, las formas de pensar y hasta la visión del mundo. El reto es pasar exitosamente de la alegría por lo nuevo y la nostalgia por lo conocido, al disfrute pleno de la experiencia, enfrentando las dificultades derivadas de distintas maneras de ver las cosas.

Estar fuera de nuestro país es conocerlo desde otra perspectiva. Más allá de la visión que los lugareños nos den de nuestra patria, se puede percibir y conocer qué es México y dónde está en el escenario mundial. Y también reconocer aspectos que puede cambiar. Veo, por ejemplo, que el transporte público puede ser mucho mejor, que es posible crear una cultura del reciclaje, que podemos hacer un esfuerzo por ser más puntuales y que la lectura tiene mejores maneras de promoverse.

Otro aspecto es el enriquecimiento del lenguaje, al comparar e incluso compartir nuestros vocablos o palabras de uso común, no sólo con los lugareños, sino también con quienes
compartimos la distinción de extranjeros y una lengua común.

Sin duda, estar aprovechando la estancia en este lado del Atlántico, estudiando la maestría en Periodismo de Agencia avalado por la agencia de noticias EFE, es una oportunidad que agradezco a Dios.

Lamentablemente, no podré asistir a la reunión de generación por el lustro de habernos graduado, pero por esta vía mando un saludo muy grande a quienes se reúnan en estas fechas.

(Verbum, año 14, n.º 65, enero - marzo 2009)

Una observación es que el grado me lo hayan puesto como maestría en lugar de máster (por eso dice "avalado" en lugar de "avalada"). Y otra es que, hasta lo que sé, parece que nadie se animó a hacer esa reunión de generación y quién sabe si habrá.