domingo, 28 de junio de 2009

Nueva etapa castiza

El piso está prácticamente vacío, de no ser por mi presencia y la de mis maletas y bultos. Mis compañeros brasileña y colombiano partieron ya a sus respectivos destinos (Lisboa y Málaga).

En este ambiente queda una sensación de saudade, esa palabra portuguesa sin traducción exacta al español que se refiere a la nostalgia profunda de un buen pasado. ¿Cuántas fiestas, espontáneas o planeadas, no vivimos aquí? Sobre todo me viene a la mente la que hicimos por mi cumpleaños, que fue memorable en muchos sentidos.

Aunque por la familiaridad con la ciudad, la llevo más fácil, me toca esta semana inicia otra etapa de mi estancia en Madrid. Sí, la capital española, porque decidí no irme a Barcelona por múltiples factores, los más de peso de índole económica (iba a ahorrarme un mes de renta cuidando una casa, lo cual siempre no será posible), además del cierre de un área en EFE, en la que trabajaría en Cataluña.

Total, así me quedo todo el tiempo en esta urbe que nos vio ir a clases, de copas y a uno que otro evento.

Esa saudade también me pesa un poco al recordar que muchos de mis colegas del máster ya no están aquí para verlos cotidianamente, pero el sentimiento no me domina porque, además de recordarlos en las imágenes que se produjeron en todo este tiempo y que algunos de ellos se quedan aquí también, está la firme esperanza de volverlos a ver en algún lugar del mundo, idealmente en México en mi caso, je je.

Tendré nuevos compañeros de piso, que se ven buena onda así como ellos me vieron a mí en principio; son un barcelonés y un italiano. Me tocará convivir ahora sólo con europeos, lo cual me parece una experiencia interesante y enriquecedora. Además, me cambio de sector, del este al norte, a ver qué tal.

(Adaptado de mi colaboración en el blog de los alumnos del máster: http://generacionefe0809.wordpress.com/2009/06/28/nueva-etapa-castiza)

domingo, 21 de junio de 2009

Budapest

La capital de Hungría fue el primer destino de este viaje. Cruzada por el río Danubio, este marca diferencias entre las partes de la población que la componen, pues originalmente es la unión de tres lugares: Obuda, Buda y Pest, los dos primeros al oeste y el último al este del afluente.

Creo que una ciudad tiene un encanto adicional cuando un río la atraviesa, y es el caso de Budapest. Algunas de sus construcciones majestuosas, como el Parlamento húngaro o el Palacio Real, fueron construidos para dar su mejor vista hacia el otro lado de la corriente. Además, los puentes adquieren así una importancia que va más allá de su simple función, por la historia o la ornamentación que los caracteriza.

Arquitectónicamente, Budapest posee una gran cantidad de edificios históricos, artísticos o simplemente parte de la ambientación urbana que la hacen atractiva. La avenida Andrássy, al estilo más o menos de Campos Elíseos, es una vía con casonas majestuosas de finales del siglo XIX, además de la Ópera Nacional.

Esta desemboca en la Plaza de los Héroes, con esculturas de las tribus húngaras y que ha sido un espacio tradicional de manifestaciones político-revolucionarias de la población local. Y esta, flanqueada por dos museos de arte, todo en estilo neoclásico, es el inicio del parque Városliget, el más grande de la ciudad y que contiene un castillo que reproduce los diferentes estilos histórico-arquitectónicos del país así como otro palacete que realmente son un centro de aguas termales.

Cerca del castillo, del lado de Buda, el pequeño pueblo que hay es una belleza, con pequeños edificios bien conservados y decorados. La iglesia gótica que se encuentra allí, San Martín, cuya torre y fachada principal lamentablemente me tocaron en restauración, por lo que estaban cubiertas de andamios, es muy bonita, al menos por las imágenes que hay de las mismas en postales o fotos y lo que sí se puede apreciar a los costados y por detrás.

Aunque es una constante en Centro-Europa, me dio la impresión de que en particular a los húngaros les gustan mucho las estatuas, porque las hay en diferentes partes de la ciudad y por distintas razones de conmemoración. Pero hay algo particular en esta afición que se ha convertido en un atractivo turístico.

En lugar de tirarlas a la basura y/o fundirlas, a alguien se le ocurrió la brillante idea de conservar algunas de las estatuas y esculturas propias de la época comunista y exhibirlas en un parque en las afueras de la ciudad. El Parque Memento o del recuerdo ofrece la panorámica aislada de las piezas que dominaron en su momento el entorno urbano.

Muy al estilo que se reprodujo desde estas regiones hasta Rusia, hay algunos interesantes como arte, si se quiere ver así. Completan la muestra una pequeña exposición de carteles, música, prendedores y hasta un automóvil de la época. La decoración natural del lugar está muy descuidada, por no decir que parece abandona.

Estando aquí supe que Hungría se quedó añorando el reino que llegó a ser de manera independiente y después dentro del imperio Austro-húngaro (porque los Habsburgo eran coronados como emperadores de Austria y reyes de Hungría), pues hasta hay imanes para el refrigerador que muestran la silueta actual del país dentro de otra forma más grande; esto es, la extensión que tuvo esta parte en el imperio antes de la Primera Guerra Mundial, después de la cual éste fue disuelto y se crearon diversos estados independientes a partir de los territorios que abarcaba. Esto incluso provocó que Hungría haya batallado en las relaciones con sus vecinos que surgieron como naciones a partir de ello.

Afortunadamente esa época de esplendor no sólo se quedó en la memoria histórica, sino en la urbana, pues la mayor parte de la riqueza arquitectónica y artística se dio bajo la corona, en el siglo XIX, y que ha hecho que sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad por conservar y reflejar incluso ahora ese periodo de esplendor.

domingo, 14 de junio de 2009

Enfermo en viaje

De nuevo en Madrid. Es reconfortante regresar a casa después de un viaje agotador, sobre todo si éste además del cansancio que implica estar conociendo nuevos lugares dentro del mejor tiempo posible se produce para terminar de recuperarse de una enfermedad.

Y es que más o menos en el momento en que escribía mi comentario anterior empezaba ya a sentir fuertemente síntomas de lo que durante ese día se agravó con fiebre y náuseas. La razón exacta no sé si la descubriré, sólo suposiciones y certezas a medias de por qué ocurrió.

Mis anginas y mi estómago pescaron algo malo. Lo primero originó fiebre y cuerpo cortado (dolor general en diversas partes del cuerpo), y lo segundo náusea y vómito.

¿Cómo salí de eso? Gracias al amigo que me acompañaba en el viaje, que me proveyó de unos medicamentos en un inicio para que me sintiera mejor (y que en cierto caso fueron necesarios todavía después de las prescripciones médicas para mitigar el dolor) y del amigo que nos hospedó en las afueras de Praga (parte del camino a la casa es el que se ve en la foto).

También fue muy útil el seguro médico que tengo gracias a la beca que disfruto, que me permitió tener un médico a domicilio y una posterior revisión en un hospital público, donde me dotaron vía intravenosa una botella de suero, que resultó muy animadora.

El camino a la reposición, digamos, del estado ideal de salud ha sido un poco lento, se han ido acabando las fiebres, ya he podido ir comiendo más y mejor, y en las noches el descanso ha podido ser más consistente, pero todavía me queda un poco de camino por recorrer para que esto acabe...

miércoles, 10 de junio de 2009

Centroeuropa

Praga, o algún lugar del bosque de Bohemia.- Estoy en la capital de República Checa en un viaje que ya me ha llevado por Budapest y Viena en una semana. Faltan sólo unos pocos días para disfrutar esta bella ciudad y una escala en Milán antes de regresar a Madrid.

Esa ha sido principalmente la razón de mi falta de escritura en este espacio últimamente. La otra fue la celebración que anticipaba el mero día de mi cumpleaños, que efectivamente fue una muestra de comida, pero incluso más de bebida, de diferentes lugares de España y de América Latina.

Esa fiesta en mi piso fue grandiosa, porque el que tuvieran un evento en la parroquia que está enfrente de nuestros edificios, que fuera sobre todo en la tarde y una de las últimas veces en que podíamos reunirnos los amigos del master antes de emprender cada uno su rumbo, hizo que los presentes gozáramos y no sufriéramos incluso interrupción de vecinos o la misma policía.

Espero pronto estar compartiendo mis experiencias e impresiones de estos lugares que he conocido.