domingo, 24 de enero de 2010

Qué quiero

Hace unos días cumplí un mes de regreso en México y ya se me hace lejana la experiencia española. En eso por supuesto que ayudó el cambio de año, que hace que haya dejado ese país 'el año pasado'.

Uno de los retos más importantes que experimento ahora es la necesidad de definir qué quiero, sobre todo en lo relacionado a mi visualización en el futuro como profesional, aunque también se puede extender a otras áreas.

Parece algo tan sencillo, que incluso me sorprende sentir de que entre más grande me voy haciendo, más difícil se me hace decidir esto. De por sí que soy medio aprehensivo, peor si se anteponen otros factores que con la experiencia se van haciendo más presentes en la consideración de cualquier rumbo.

En su momento, cuando elegí mi carrera, la búsqueda fue intensa pero muy provechosa, por lo cual estoy muy feliz y satisfecho al haber encontrado lo mío, propiamente hablando.

Por supuesto que seguiré mi actual rumbo profesional, pero para seguirme desarrollando se requiere especialización, tanto en formatos (aunque se tiende a la integración multimedia) como en contenidos. Esa fue una causa de por qué me tardé en aplicar por alguna beca y la elegida fue una general en periodismo.

Ahora no importan tanto los estudios, sino el propio desenvolvimiento laboral. Puede ser aquí en Monterrey, la ciudad de México, Estados Unidos o cualquier lugar del mundo. Asimismo si como redactor y/o coordinador.

Donde sea o como sea no me mortifica ahora, porque primero deberé definir lo fundamental: qué quiero realmente.

miércoles, 13 de enero de 2010

Retorno

Hasta ahora el impacto de realidades no ha sido tan fuerte respecto a México y España. Obviamente ciertas diferencias de desarrollo son evidentes, pero no estamos tan mal y algunas cosas podría decir que las tenemos mejor que la llamada madre patria.

Tanto es así que apenas empezar a distinguir Monterrey, me he sentido de nuevo en casa, me da la impresión de que sólo he estado ausente unos meses y no poco más de un año, aunque de pronto, en medio de las panorámicas habituales de esta ciudad, me encuentro con un edificio completamente nuevo, que parece surgido de repente.

Algo similar me pasó en la iglesia. Algunas remodelaciones simples, como el cambio en el color de las paredes, me hicieron sentir el cambio en el lugar de reunión, pero ya iniciando el culto y ver de nuevo las caras de quienes aprecio me permitió estar muy cómodo otra vez.

Y lo mismo me pasa en mi universidad, donde estoy trabajando temporalmente y he vuelto a ver a muchos amigos, profesores, directivos y quienes en su momento fueron mis fuentes de información. Los cambios más positivos se refieren al mejor equipo tecnológico con que cuentan los laboratorios de mi carrera, sobre todo televisión y radio.

Falta el reencuentro con mi antiguo trabajo, el que dejé antes de irme a España y en el que parece que todavía se acuerdan de mí con gusto, por los mensajes y muestras de afecto vía telefónica y las redes sociales.

domingo, 10 de enero de 2010

Nueva etapa regia

Monterrey.- Aprovechando que el autobús en que viajaba tenía Internet inalámbrico, me dispuse en principio a subsanar esta ausencia que provocó el inicio de un nuevo año.

Estoy en esta ciudad en la que he vivido los últimos nueve años antes de irme a España, para iniciar una nueva etapa de mi vida. Siempre decía que no sabía qué sería de mí de enero en delante, y hasta hace unos pocos días eso seguía siendo muy cierto.

Ahora sé que, cuando menos de aquí a marzo, mi lugar estará aquí, sin que sea tampoco algo inamovible, pues la actividad que estaré desempeñando es temporal y con la posibilidad de explorar otros horizontes, en la misma capital de Nuevo León, cualquier otro lugar del país (mayormente la ciudad de México) o del mundo (con el plan de irme a Estados Unidos).

¿Cuál es esa actividad? Estaré editando un número de Verbum, la revista para exalumnos de mi alma máter, la Universidad de Monterrey (UDEM).

Me siento muy contento por la confianza expresada hacia por mí por esta responsabilidad pero también experimento una sensación extraña, de que ya tengo de nuevo una responsabilidad formal, probablemente derivado de que repentinamente se acabaron mis días libres y de flojera.

Se quedaron en el aire los paseos que pensaba hacer (sólo pude hacer uno de fin de semana a Toluca recién iniciado el año) y los encuentros con amigos al menos por ahora en el Distrito Federal. Tendré que aprovechar ahora los fines de semana, aunque me quedarán muy cortos para la cantidad de cuates que quiero contactar y el tiempo que quisiera dedicarles.

Será asimismo una especie de retorno a mis orígenes universitarios. Cuando estudiaba laboré como alumno, becario o trabajador asalariado en los medios informativos estudiantiles de la UDEM. Ahora será continuar un poco con esa labor, pero ya en un órgano institucional y que tiene su buen tiraje y distribución al exterior.

Por lo pronto, tengo este domingo mi reencuentro con mi iglesia, la Comunidad Bautista Jireh, y un poco antes con la familia pastoral, a cuyos integrantes amo de verdad, sobre todo a los más pequeños, que cuidaba desde que estaban recién nacidos y hoy están al umbral de su primera década.

De aquí a marzo se antoja de repente largo y a la vez corto. Es curiosa, pero muy bienvenida, esta sensación de incertidumbre del futuro: por ahora todo puede pasar y muchos rumbos se pueden abrir o ir definiendo, como ocurrió con esta oferta, que fue un poco una petición de apoyo de una muy amiga mía y que me viene bien porque me garantiza un ingreso.

Veremos qué se va definiendo en el camino...