miércoles, 13 de enero de 2010

Retorno

Hasta ahora el impacto de realidades no ha sido tan fuerte respecto a México y España. Obviamente ciertas diferencias de desarrollo son evidentes, pero no estamos tan mal y algunas cosas podría decir que las tenemos mejor que la llamada madre patria.

Tanto es así que apenas empezar a distinguir Monterrey, me he sentido de nuevo en casa, me da la impresión de que sólo he estado ausente unos meses y no poco más de un año, aunque de pronto, en medio de las panorámicas habituales de esta ciudad, me encuentro con un edificio completamente nuevo, que parece surgido de repente.

Algo similar me pasó en la iglesia. Algunas remodelaciones simples, como el cambio en el color de las paredes, me hicieron sentir el cambio en el lugar de reunión, pero ya iniciando el culto y ver de nuevo las caras de quienes aprecio me permitió estar muy cómodo otra vez.

Y lo mismo me pasa en mi universidad, donde estoy trabajando temporalmente y he vuelto a ver a muchos amigos, profesores, directivos y quienes en su momento fueron mis fuentes de información. Los cambios más positivos se refieren al mejor equipo tecnológico con que cuentan los laboratorios de mi carrera, sobre todo televisión y radio.

Falta el reencuentro con mi antiguo trabajo, el que dejé antes de irme a España y en el que parece que todavía se acuerdan de mí con gusto, por los mensajes y muestras de afecto vía telefónica y las redes sociales.

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