martes, 18 de septiembre de 2007

La refundación divide a Bolivia

SUCRE.- En medio de un conflicto que crece continuamente, esta ciudad es el principal escenario de un enfrentamiento entre dos visiones de Bolivia, al ser la sede de una Asamblea Constituyente.
Este organismo, que es el intento consolidado de reinventar o “refundar” a un país dividido entre partidarios al presidente Evo Morales y opositores, tiene como principal objetivo la redacción de una nueva Constitución.
Dos proyectos de nación distintos son confrontados continuamente en el interior del Teatro Gran Mariscal Sucre, donde sesionan los 255 asambleístas: el de la reivindicación de los pueblos indígenas a través de un estado multinacional, la bandera política de Morales y su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), y el de un estado con autonomías departamentales, que promueven grupos cívicos y empresariales del oriente y las llanuras del país.
Pero los trabajos se han paralizado por otra razón que también ha enfrentado al oriente y occidente bolivianos: la propuesta de trasladar a Sucre, actual capital constitucional y sede del poder Judicial, al Ejecutivo y Legislativo, que actualmente residen en La Paz.
Los asambleístas del MAS aprobaron a mediados de agosto una moción mediante la cual ese tema queda excluido de la discusiones de la nueva Carta Magna, lo que indignó al resto de los legisladores y a los habitantes de este departamento llamado Chuquisaca.
Las reacciones fueron inmediatas, con una serie de paros cívicos, al que se sumaron otros cinco departamentos, de un total de nueve con que cuenta esta nación. Incluso, varios asambleístas, incluyendo algunos masistas sucrenses, se pusieron en huelga de hambre.
Para Tito Willy Gonzáles Ovando, director de la carrera de Comunicación Social de la Universidad San Francisco Xavier en Sucre, las diferencias de proyecto son muy evidentes como para conciliar un concepto único de nación.
“En verdad, mi país está enfrentado por definir su mejor destino, en medio de extremas diferencias. No hay mucha voluntad para los acuerdos; las posiciones parecen extremas a la hora de ceder”, indicó.
Otra parte del conflicto se da en La Paz, donde diputados del Congreso Nacional se enfrentaron a golpes en el recinto legislativo debido a que la mayoría oficialista aprobó enjuiciar a cuatro miembros del Tribunal Constitucional a petición del presidente.

Buscando acuerdos
La Asamblea había librado ya un momento difícil a inicios de agosto, cuando Bolivia pasó de la angustia a la tranquilidad en menos de una semana.
Ocho de los primeros 12 meses de vida del organismo apenas sirvieron para definir sus reglas de trabajo. Su vida terminaría el 6 de agosto, día de la independencia boliviana, pero el Parlamento decidió mantenerla hasta el 14 de diciembre, terminando con la incertidumbre de qué sucedería con ella y su labor ante la falta de resultados.
Óscar Urquizu Córdoba, constituyente del opositor Poder Democrático y Social (Podemos), destacó como positivo que se ampliara el tiempo de esta legislatura especial por ser el espacio ideal para discutir temas que han convulsionado al país a lo largo de su historia, como la discriminación y la exclusión social.
“Estos temas tienen que ser tratados en la Asamblea Constituyente porque el otro escenario son las calles, es la confrontación y es una lucha por el poder o control político sin reglas”, expresó el abogado de profesión.
Svetlana Ortiz Tristán, segunda secretaria de la Asamblea Constituyente e integrante del MAS, reconoció que desde el inicio de la constituyente hubo problemas internos, pero asegura que hay consenso de varios artículos en comisiones.
“Nos ha faltado el tiempo debido a obstáculos que hemos tenido, y obviamente hay sectores interesados en que no haya Asamblea, es decir, no quieren un cambio en nuestro país, son sectores radicales y ya la población los ha identificado perfectamente”.
Roberto Gutiérrez, vicepresidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, uno de los principales grupos de presión ciudadanos de la nación andina, atribuyó el fracaso inicial de la asamblea a la búsqueda de la confrontación en lugar de consensos y a la estructura política existente.
“Fracasó por el mal manejo político de la misma, y esta situación tiene nombre y apellido: Movimiento Al Socialismo, que tiene mayoría en la asamblea; la minoría es muy chica, la oposición es pequeña y además está dispersa en varios partidos y agrupaciones políticas”.
En un suplemento publicado por el diario boliviano La Razón, el analista político Franco Gamboa Rocabado plantea que la Asamblea Constituyente es el resultado de los esfuerzos de un país para reencontrarse consigo mismo.
“A pesar de tener resultados frugales, sin duda instituyó un logro: el ejercicio de moverse en un péndulo que va caminando entre la democracia y los desacuerdos, combinación tolerante que poco a poco cava los surcos para el establecimiento de un derecho a decidir libremente, incluso a pesar de estar equivocados”.
Cada una de las fracciones acusa a su contraparte de la falta de acuerdos, de no querer ceder, y asegura que ellos sí han puesto de su parte.
Willy Padilla Monterde, cuarto secretario de la Asamblea Constituyente y representante de la Iglesia Cristiana Evangélica de Sucre, pide no buscar culpables sino consensos y flexibilizar posiciones.
“Creo que es tiempo de darnos cuenta que estamos haciendo una Constitución para todos los bolivianos, así que tendremos que encontrar esos puntos que nos permitan el equilibrio necesario, hay temas muy complicados“.
Los temas en los que no haya consenso deberán ser planteados en un referéndum en el transcurso del próximo año para que el pueblo boliviano exprese directamente su postura y forme parte así de la nueva Constitución, que tendrá que ser validada por el mismo procedimiento una vez terminada.

Autonomías vs autonomías
Frente al reclamo de autonomía de los departamentos orientales, aprobado por la población local en referéndum, el partido de Morales impulsa la iniciativa de autonomías indígenas, que abarca desde el ámbito político y de justicia hasta el económico.
Svetlana Ortiz Tristán, del MAS, asegura que se busca reconocer a las culturas que forman parte del país y darles los derechos que se les ha negado históricamente.
“Hasta ahora no ha sido suficiente con poner que sea multicultural, pluriétnico, multilingüe, no nos ha servido de nada el hecho de que sólo se haya quedado enunciado en un artículo de la Constitución actual”.
Willy Padilla Monterde, constituyente independiente postulado por la agrupación política Concertación Nacional, cuestiona el que se pretenda reconocer a 36 pueblos con la potestad de su territorio y la instalación de su propio gobierno, porque atenta contra la unidad nacional.
“¿Quién asegura que las generaciones por venir, y no muy lejanas, vayan a tomar aquello como la necesaria conformación de un mini-estado?, porque ya tiene los componentes básicos: son dueños de su territorio, se autogobiernan porque tienen autonomía, y tienen el reconocimiento de nación”.
Óscar Urquizu Córdoba, de Podemos, asegura que actualmente se reconoce la diversidad cultural de la nación, por lo que es necesario romper con el excesivo centralismo imperante para favorecer a las regiones.
“El nombramiento de un portero en la frontera, un chofer, tenía que hacerse desde la ciudad de La Paz, una frontera al otro extremo del país, entonces proponemos un nivel de descentralización que son las autonomías departamentales”.
Roberto Gutiérrez, segundo vicepresidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, destacó que en siete de los nueve departamentos en que se divide el país la población votó porque se les dotara de autonomía.
Para Ortiz Tristán, esta demanda es un disfraz de las élites locales para conservar el poder, por lo que han puesto obstáculos para impedir cambios en esta república, pues históricamente han estado ligados al poder central en La Paz.
“Ellos no están con la lógica de tomar en cuenta hasta el último ciudadano común, si ellos hablan de su autonomía departamental es en la lógica de conservar un centralismo ya no a nivel nacional, pero esta vez a nivel departamental”.

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