domingo, 7 de febrero de 2010

Amores

Detrás de las montañas y con vista para aves y hadas el corazón palpitante tiene rostro de mar. ¿Es acaso que de entre las olas un tritón puede brotar de la mente de Neptuno?
¿Es acaso la sonrisa en rosa que muestra el verde posible de lo bueno cuando brilla entre ciudades y pueblos?
Late el sur y late el norte, vibra el viento y sueña el sol, nacen nubes y llueven ríos de alegría. Grita la aldea, canta el volcán. Ra es bueno. Horus es bueno. Los niños juegan y los ancianos danzan. Hay vida.
MGE

Una de las cuestiones que ha sido más difícil para mí es lo relacionado con el amor. Por circunstancias particulares, sobre todo idealizaciones a las que uno tontamente se aferra, preferí evitarlo buena parte de mi vida juvenil. Pese a ello confieso que pude llegar a considerar 'experto' o 'conocedor de las cosas', por observar y aprender acerca de él, pero casi siempre desde fuera.

Desde mi experiencia en España, la situación cambió mucho. Decidí liberarme de prejuicios y ataduras para aventurarme en estos terrenos. Aún así, siento que me falta mucho por recorrer, sigo siendo un novato, y no me refiero ni se trata sólo de ligues.

El tema es complejo, como lo es cualquier cosa que tenga que ver con lo complicado que es por dentro el ser humano. Entre más conozco, me doy cuenta de que me falta mucho por aprender. Mucho se ha escrito y escribirá sobre el tema, de allí surgen profundas inspiraciones, como la del poema de inicio de esta entrada.

Así como en la cuestión profesional, también en este ámbito están muchas cosas pendientes de definir, aunque ya hay una base.

Lo malo de escribir sobre el tema en estas fechas es que parece parte de la mercadotecnia que inunda el día del Amor y la Amistad, pero aseguro rotundamente que es muy independiente, porque incluso me vuelvo un poco 'grinch' hacia el tema mientras está esta celebración.

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