viernes, 12 de diciembre de 2008

Barcino

Este era el nombre de la población romana que dio origen a Barcelona.

Cuando uno piensa en el imperio romano, se traslada generalmente a Italia, cuna y centro del mismo, pero dado su dominio del mundo de entonces su presencia está en prácticamente toda Europa y el norte de África. Es por ello comprensible que la Unesco haya inscrito como Patrimonio de la Humanidad los restos de las murallas limítrofes del imperio en Inglaterra y Alemania.

En la antigua Hispania ellos sentaron las bases de muchas ciudades actuales, que posteriormente fueron transformadas en la Edad Media por los propios lugareños, visigodos, árabes y católicos. Algunas ciudades conservan ese legado más que otras, una de las cuales es la capital de Cataluña.

Conocida y famosa por Gaudí y los modernistas, sobre todo por la Sagrada Familia, pasa desapercibido que Barcelona sea una ciudad muy gótica con pocos pero considerables vestigios romanos (en la foto, una pequeña muestra tomada de contrabando, porque no se permiten las fotografías, je je). En poblaciones cercanas como Tarragona, la presencia romana es todavía más visible.

Lo curioso es que, como ocurre en muchas de estas ocasiones, los restos se hayan conservado porque quedaron cubiertos y entonces la civilización se olvidó de ellos por el momento. Debajo de una de las plazas céntricas barcelonesas están los cimientos, en algunos casos hasta piso y mosaico, de una casa y centro de producción de vino y otros alimentos típicos, que incluyen (completos o en pedazos) esculturas, estatuas, jarrones y otros objetos, además de paredes y murallas.

"¿Cómo sería si quienes conquistan un lugar respetan lo que ya estaba?", me preguntaba mi amigo Martín en Toledo, cuando visitábamos las ruinas de unos baños árabes. Tal vez el mundo nunca lo sepa, pero sería interesante verlo.

Hay asimismo otras razones por las que se pierden los vestigios. El 'progreso' ha hecho que muchísimos lugares pierdan tesoros arquitectónicos, de lo cual es tarde cuando se repara en ello.

Por eso me encanta el esfuerzo de conservación y la clasificación mundial que hace la Unesco con los lugares 'Patrimonio de la Humanidad', lo cual es insuficiente dados los requisitos que tales sitios deben cumplir (finalmente no todo puede caber allí) y el proceso que ello implica, porque son una serie de pasos formales a seguir. Hay muchas construcciones en peligro por intereses mezquinos o egoístas, indiferencia o ignorancia, que las autoridades encargadas no logran defender de manera efectiva.

Lo importante también es que los propios lugareños sean quienes aprecien lo que tienen y juntos lo conserven, utópico quizá, pero así se han salvado, al menos en México, muchas ciudades coloniales, de tal manera que el país es quien tiene el mayor número de sitios inscritos en todo el continente con ese grado, en diferentes categorías (cultural, natural y mixto), sustentado por los hasta ahora 14 sitios coloniales con esa distinción (11 de ellos centros históricos de poblaciones y el resto monumentos sueltos).

Claro, no hay que anclarse en el pasado, pero sí preservar la memoria.

1 comentario:

  1. Para ciertas personas, como yo, Barcelona representa un lugar de recuerdos amables y aprendizajes profundos.
    Más que los restos de civilizaciones pasadas, representa los retos futuros. Un pays d´Europa.

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