viernes, 8 de mayo de 2009

Seis meses

Este 2 de mayo cumplí ya seis meses en Europa, concretamente en España, de los cuales si juntamos los viajes por países vecinos uno entero me he llevado en eso, pero finalmente la residencia ha sido Madrid, el hogar al que regreso gustoso después de agotadores días de paseo.

En todo este tiempo he tenido la oportunidad de conocer a los españoles, superficial o profundamente, dependiendo del ámbito por supuesto, pero ya con nociones más firmes de cómo son, piensan y actúan. Sin embargo, así pasara 10 años aquí, estas percepciones varían y no siempre son tan acertadas, pues estamos hablando de personas que cambian constantemente, aunque sigan conservando su esencia, y de alguien que tiene las mismas características, por lo tanto, la visión es también parcial por más elementos que trate reunir.

Por ejemplo, prevenido de que los españoles pueden ser toscos o rudos al atender, las impresiones al respecto han sido probablemente más leves para mí que para otros amigos que lo ignoraban o les sorprendió mucho, pero también he conocido a originarios de aquí muy amables, tanto prestando un servicio como pidiendo una información.

Asimismo he descubierto con tristeza que algunos latinoamericanos, que podrían transmitir la alegría y la calidad propias de nuestra región, son quienes llegan a adoptar peores modos y formas de servicio ya estando instalados y trabajando aquí.

He conocido y experimentado que uno puede estarse muriendo en la calle y a nadie le importa, pero también que generalmente hay alguien dispuesto a invertir su tiempo y recursos en auxiliar al que ve con necesidad, y con total filantropía.

Otra cuestión similar tiene que ver con la percepción general de mi país, principalmente en los medios de comunicación generalistas de acá. Hice una pequeña colaboración para etcétera, una revista mensual especializada en medios de comunicación con quien he colaborado en el pasado y con la que retomé contacto.

Me pidieron escribir una perspectiva del tratamiento en España sobre la llamada gripe porcina o norteamericana. Este fue el resultado del intento inicial, que fue inmediatamente publicado esta semana por la prisa en ponerlo en la página de Internet: http://www.etcetera.com.mx/textoinfluenza004.asp

Aunque no estoy satisfecho con el resultado en general, sostengo la percepción general del tratamiento de temas mexicanos por mi experiencia de seis meses de estar analizando esporádicamente la prensa ibérica.

México aparece como una nación donde ocurren rarezas y no como uno de los más importantes del mundo que habla la misma lengua que este país. Acostumbrada a considerarse el ombligo del mundo hispanoamericano (y esto dicho por españoles), para España es difícil reconocerlo, sobre todo en tiempos de crisis económica que le están pegando duro y que dañaría más su ánimo.

La comparación que hago entre los contenidos de El Mundo y El País no quedó clara allí, por lo que procedo a ampliar para quienes ya leyeron el vínculo puesto arriba. Las afirmaciones del periodista del primer periódico generalizaban sobre una carencia de servicios de salud en México sin ningún contexto más que las intenciones gubernamentales de lograrlo.

No me "desgarro las vestiduras" porque es cierto, y a veces es muy efectivo que se señale para promover un cambio positivo en esa penosa realidad. Sin embargo, mi molestia estriba en que, en lugar de que un lector español conozca más la realidad de mi país, contribuye al prejuicio o la desinformación. Por eso lo descalifico al estar escrito desde Madrid y sin alguien que respalde esas afirmaciones, a excepción de médicos radicados acá y sin el contexto de cuándo conocieron eso que sostienen.

Pero el del segundo diario describía mejor esas condiciones con el contexto de que al mismo tiempo se tiene una medicina de primer nivel. Me gustó la imagen con la que contextualiza esta situación y los pasos que ha estado esta nación latinoamericana en ponerse de tú a tú con las economías más desarrolladas: "La imagen que México está ofreciendo estos días al mundo es la de un gigante al que se le quedaron cortos los pantalones" (El País, domingo 3 de mayo 2009).

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