domingo, 3 de mayo de 2009

Casablanca

Finalmente la última etapa de mi viaje marroquino... Casablanca, que las guías aclaran que nada tiene que ver con la película hollywoodense del mismo nombre (no la he visto para confirmarlo), una de las ciudades más grandes de África.

Por tanto posee un movimiento propio, más allá del turismo, que aunque sí está presente, es probablemente menor que en otros sitios o poblaciones con más atractivo para los visitantes extranjeros.

Crecida principalmente a partir de que Francia tomase control del territorio del actual Marruecos, la ciudad desarrolló un estilo arquitectónico que combina lo europeo y lo arábigo, que puede verse en los edificios de calles céntricas, algunos de los cuales por desgracia han caído o se están cayendo por falta de restauración.

Otras edificaciones, sobre todo las de instancias públicas, están más en pie. El blanco es el color dominante de todas las que recientemente han sido recubiertas de pintura.

Lo que para mí simboliza la estabilidad y poderío que la monarquía quiere mostrar al mundo, es el atractivo turístico principal: la mezquita de Hassan II, una de las más grandes del mundo musulmán, construida a la orilla del Atlántico entre los años 80 y 1995. Sobre el modelo de otras más antiguas, su decorado interior y exterior es asombrosamente bello, afortunadamente es una de las pocas en el mundo que pueden visitar los no musulamanes, en ciertos horarios.

La ciudad también cuenta con su medina (casco histórico), que está muy bien delimitada por una muralla, y donde como en todas se pueden encontrar numerosas mercancías, principalmente recuerdos o souvenirs.

En todas las medinas y comercios que conocí de este país me sorprende la habilidad y disposición de vender. Ahora de verdad entiendo por qué en México decimos que alguien es "árabe" cuando le gusta estar vendiendo y comerciando cosas.

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