miércoles, 2 de diciembre de 2009

Sevilla

Últimamente este espacio se ha convertido en una especie de diario de viajes, pese a los temas planteados en mi cabeza desde un inicio y que se me han quedado en el tintero, pero es que con menos de un mes en España no me queda más que aprovechar para conocer lo más posible.

En el caso de la capital de Andalucía, fue uno de mis principales objetivos al saber que vendría a este país, ya que un tío abuelo (político, pues estaba casado con una hermana de mi abuela) era de esa ciudad, que además fue por dos siglos el único puerto autorizado para comerciar con América ("las indias").

Definitivamente Sevilla es a España lo que Guadalajara a México: su imagen hacia el mundo. Si la capital de Jalisco aporta al imaginario turístico mundial que México es mariachi y tequila, Sevilla aporta a lo español los toros y el flamenco.

Ciertamente también la andaluza es una ciudad hermosa, en buena parte producto de la bonanza comercial que le trajo esa privilegiada relación con la América española, reflejada en sus construcciones de diversos estilos, pero también de su herencia árabe.

Esto último tiene su máximo exponente en la Giralda, la famosa torre mudéjar (estilo árabe) de la catedral, una de las góticas más grandes del mundo, que era en sí mezquita principal de la ciudad y es hermana de la de la Koutibiya en Marrakech (Marruecos). De día y de noche (muy bien iluminada), domina el panorama sevillano.

Pero el estilo mudéjar también está presente en la Torre del Oro, que pese a su sencillez me resulta muy bonita; el Real Alcázar, que era el antiguo palacio árabe y que lamentablemente no conocí por dentro (pese a su belleza característica del arte decorativo musulmán); los restos de la muralla que circundaban la ciudad, la cual además conservó en general su trazado de medina, es decir, de callejuelas; las iglesias que utilizaron como base su anterior condición de mezquitas; y los típicos patios andaluces, con su decorado de azulejos.

Fuera de ello lo predominante en este lugar es el barroco. Allí vi reflejados muchos lugares de América Latina, por lo que no sé si Sevilla es la que parece a esas poblaciones latinoamericanas o si aquéllas son extensiones sevillanas. Vi similitudes de ciudad de México, Antigua (Guatemala), Zacatecas, Guanajuato, Morelia y hasta Lima (Perú), Querétaro e iglesias de Chiapas (estas últimas que aún no tengo el gusto de conocer personalmente, sólo en fotografías) en cúpulas, fachadas o toda la construcción en general de templos y palacios.

Aquí es donde más he visto en España el barroco, porque siendo la nación metrópoli que impulsó este movimiento artístico de base ideológica creo que no tiene tantas edificaciones de este estilo, como sí las hay en América y que de hecho han permitido distinguir a muchos de sus centros históricos como Patrimonio de la Humanidad (como muestra todos los citados anteriormente como ejemplo, excepto Chiapas).

La razón principal de ello (y que me gustaría tratarlo un poco más a detalle más delante, porque donde más lo he visto es en Madrid) es que muchas construcciones fueron efectuadas cuando dominaban estilos previos como el renacentismo, del cual el máximo exponente es el Archivo de Indias que, al igual que la catedral y el alcázar, es un monumento sevillano Patrimonio de la Humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario