miércoles, 15 de abril de 2009

Fez

Esta fue la segunda población en mi ruta marroquí. Una de las ciudades imperiales (han sido cuatro) que han sido las sedes del poder. Por lo pronto, en ella hay un Palacio real que sigue en uso, y del cual de hecho no deja tomar fotografías (van los guardias de seguridad a que les muestres tu cámara y te hacen borrar las imágenes, así como lo leen).

La medina (casco antiguo) de esta ciudad contiene muchos monumentos y edificios singulares, pero también abundan los zocos (gremios de artesanos) con sus respectivos comercios, y todos ellos tratan de vender lo más posible al turista, ya sea a fuerza de insistencia y/o regateo.

Las calles laberínticas, pero sobre todo la ubicación difícil de estos lugares dentro de la medina, hace que uno se pueda perder fácilmente, pero lo peor es que uno se ve rodeado de muchachos que le insisten en solicitar sus servicios como guías, de tal manera que prácticamente uno no puede continuar sin uno, pues ya teniendo uno al lado los demás le dejan en paz.

Lo impresionante es la facilidad de idiomas que manejan estos chicos, aunque digan que lo han aprendido en la escuela, la mayoría lo aprende por escuchar y tratar con los extranjeros. Lo mismo pasa con los comerciantes y los "guías" de los zocos, que más bien son vendedores netos aunque sí te dan una explicación de cómo hacen las cosas.

Este tipo de lugares de memoria histórica es un conjunto de dos mundos distintos: la medina y sus barrios antiguos, con sus monumentos, puertas, murallas, el bullicio de la gente, los turistas, los comercios; y la llamada ciudad nueva, que es como cualquier población más actual, con sus calles, parques, rotondas, transporte urbano y tráfico.

En este caso, por la ubicación geográfica en la que se encuentra la medina (se encuentra entre pequeños cerros) y debido a que preserva casi totalmente el resguardo su muralla, la diferencia es más clara que en otras ciudades, donde la urbanización más moderna ha rodeado y confinado a las medinas en un cierto lugar (Casablanca) o donde ambos mundos se entremezclan, por más división tangible que exista (Tánger, Marrakech).

2 comentarios:

  1. Mi estimado Memo... Sigues dándote la gran vida... Y aquí en Monterrey nada más tenemos el olor a desierto. Casi te veo medio jeque, tomando un té mentolado, servido por huríes, y abanicado por esclavos etíopes... Pura imaginería cinematográfica,pero muy divertida. jeje

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  2. Veiejo,

    Fue aquí -en Fes- donde me perdí justamente en las calles del gran laberinto. Después de dos horas de caminar finalmente el sol me pegó en la frente y supe que había encontrado la salida.

    Saludos,

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