domingo, 12 de abril de 2009

Tánger

Fue mi primer contacto con Marruecos y África en general. Muchas personas vienen por mar desde España, pues incluso yo mismo pude ver a lo lejos una pequeña parte de la península ibérica, pero llegué en avión a este puerto.

La panorámica de la ciudad fue muy bonita, pues al pasar junto a la ciudad en el aire (en dirección al aeropuerto, que se encuentra al sur de la misma) se veía como el mapa de ella en la guía que llevaba.

Así pude verla rodeada de cerros o pequeñas montañas con cierta vegetación, pues invierno y primavera es cuando se pone más verde, en verano el ambiente es seco. Tenía un poco la impresión de que sería más o menos desértico, pero me sorprendí de que al menos esta parte del norte del país no.

De las que conocí, fue una de las poblaciones más occidentalizadas (en el sentido común del término), por los edificios y construcciones estilo europeo que datan de la época en que fue territorio internacional (tuvo exención de tasas aduanales) y por lo cual prosperó un tiempo.

Pese a lo anterior muestra orgullosa su identidad islámica, tanto desde los recintos musulmanes de alrededor de la medina (que es como se denomina al casco histórico de cada ciudad y donde generalmente abundan los comercios, sobre todo de artesanías y recuerdos), como en las partes más modernas de la ciudad.

Había, por ejemplo, una mezquita (la de la foto) moderna pero con todo el decorado tradicional y artístico árabe, y un minarete grande. Y, aunque el hotel donde me quedé no estaba precisamente cerca de uno de estos templos, fue donde por primera vez escuché a tempranas horas de la mañana el llamado a la oración que se hace diariamente desde esas torres.

Aquí fue donde me enfrenté cruda y directamente con la realidad del intento constante de aprovechamiento del turista por parte de la población local. Pero eso, que fue al mero inicio de mi exploración del lugar y del país, me sirvió para estar prevenido en delante.

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Pasando ahora a lo de la pérdida del vuelo original de regreso a España, escribí una carta de reclamación a la aerolínea, Easyjet, para exponerles mi caso, solicitar un reembolso del costo del cambio de reserva (total, vale la pena intentarlo) argumentando la falta de disposición de su personal en la terminal aérea de Casablanca y la queja del que consideré mal trato recibido por el mismo.

Y es que la persona que me tuvo que atender en el módulo de información de la compañía aérea, a quien le insistí que hiciera más intentos para hablar vía telefónica con la encargada del proceso de abordaje, a fin de que considerara permitirme tomar el vuelo, y se negase después de que no le tomaron la llamada para hablar en una segunda ocasión, me llegó a decir literalmente que le estaba “haciendo perder el tiempo”.

En un primer momento, tras haber hecho un primer contacto, aquélla había dicho que no era posible; pero la manera en que escuchaba cómo le decía por el auricular, aunque fuera en árabe y que no entendía ni una palabra, consideré que no ayudaba si quiera a que realmente tomara en cuenta la petición, por lo cual hacía la petición de volver a llamar.

Para hacer justicia periodística dando la otra versión, me permito incluir aquí unos fragmentos de la respuesta, que me pareció satisfactoria porque al menos expresan entender 'las dificultades derivadas de moverse en un país extraño y en un idioma que no es el propio', a pesar de lo cual descartan la posibilidad de algún reembolso con base en la mención de varios artículos de las condiciones de transporte.

"Ante todo lo expuesto, sentimos mucho no poder acceder a su petición. Le rogamos que comprenda que en la compañía existen unas normas establecidas, que no podemos hacer excepciones y que tenemos que adherirnos a la política de la empresa”.

Lo que me pareció una postura más satisfactoria de la empresa fue lo siguiente:

“En cuanto a lo sucedido con el agente en el aeropuerto de Marruecos le informamos que hemos escalado esta situación a nuestros superiores para que tome las medidas pertinentes, puesto que en cualquier ocupación que implique prestarle un servicio al cliente (responder a sus preguntas, explicarle cuales son sus posibilidades ante casos como el suyo) se tiene que hacer sobre la base del respeto, la cortesía y el deseo de ayudar, quedando el maltrato fuera de toda posibilidad".

Totalmente de acuerdo.

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