lunes, 6 de abril de 2009

Marruecos

Marrakech.- Llegado a este ciudad suponía que iba a tener una mejor vivencia de este país, y afortunadamente en principio no me equivoqué.

Este viaje ha sido peculiar, no tanto por las diferentes cultura e idioma, aunque sí influyen. Para ello tendré que retroceder a dos experiencias previas en sendos días: las ciudades de Tánger (donde aterrizó mi avión el viernes desde Madrid) y Fez, el destino el sábado.

En ellas descubrí con tristeza como todo mundo aquí quiere sacarte provecho y el mayor dinero posible, como sea, ¡es horrible!, de verdad, y más cuando vas solo como yo y no tienes con quién desahogarte, je je. Ello no quita méritos a lo bueno y bonito que he conocido hasta el momento, pero llega a desanimar a cualquiera.

Me pregunté varias veces quién tiene la culpa de esto, si nosotros los turistas por venir a conocer un país como algo exótico o interesante por lo raro que nos puedan parecer algunas costumbres, paisajes o monumentos; o los lugareños, que ante la dictadura en la que viven no tienen otra manera de la cual echar mano para salir de su penosa situación económica y por eso un turista es una fuente segura de ingreso, por mínimo que sea.

Probablemente sea una combinación de ambas, aunque lo cierto es que resulta muy difícil entablar alguna conversación con algún marroquí, porque por más que la información brindada sea cierta (en algunos casos no resultó tan así, mas sí hubo una cierta referencia), está para él un signo económico de por medio. Claro, pagan justos por pecadores, pero así me ha ido en el baile.

Afortunadamente, llegué anoche a esta ciudad (tras 9 horas de viaje en tren, prácticamente todo el día y con una panorámica de paisaje muy similar a los estados nexicanos de Durango, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas, porque hasta nopales había), y el panorama cambió: en este caso es un alivio verse rodeados de tantos turistas, pues esta es una de las poblaciones que más vive de ellos, pero ya sin tanto acoso.

Tan pronto como llegué, establecí contactos amistosos con quienes están geográficamente cerca de algún modo: un español que también anda solo, y una pareja de gringos (estadounidenses), uno de los cuales partió de la ciudad esta mañana al igual que el ibérico, pero fueron muy buena compañía.

Pero hay muchas cosas qué contar de este país, que espero hacer más adelante.

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